domingo, 28 de enero de 2018

Arritmias

Las arritmias
El corazón es el órgano que bombea la sangre al resto del cuerpo. Esta función la realiza contrayéndose y relajándose continuamente. Para que el músculo cardiaco se contraiga es necesario que se produzcan dentro del corazón impulsos eléctricos a una frecuencia y ritmo determinados y esos impulsos se generan por un marcapasos intrínseco. En la mayoría de las personas ese marcapasos es el nódulo sinusal y el ritmo normal del corazón por tanto se denomina ritmo sinusal. El nodo sinusal es un grupo de células situadas en la aurícula derecha que son capaces de generar los impulsos eléctricos necesarios para que el corazón pueda ejercer su función de bombeo (dicho marcapasos es el que coordina y dirige la actividad mecánica del corazón). La frecuencia sinusal normal varía entre 60 y 100 latidos/min (lat/min).

Se denomina ARRITMIA a cualquier alteración del ritmo cardiaco normal. Esta alteración puede ser por exceso (taquicardia –ritmo demasiado rápido-), por defecto (bradicardia –ritmo demasiado lento-) o en ocasiones simplemente porque los impulsos se generen en un sitio diferente del nodo sinusal (que en ocasiones pueden dar latidos irregulares, sin una secuencia fija)

No todas las arritmias son graves. Muchas de ellas sólo suponen molestias leves como palpitaciones (percepción desagradable del latido cardiaco), las cuales restan calidad de vida. Sin embargo, en ocasiones, estas arritmias pueden producir mareos, dolor en el pecho (angina), pérdida de conocimiento (síncope), embolias o incluso la muerte por lo que deben ser valoradas y tratadas por un especialista en Arritmias.

Métodos diagnósticos

El diagnóstico de las arritmias puede realizarse empleando las siguientes técnicas:

Electrocardiograma (ECG): es el estudio más eficaz para diagnosticar una arritmia. Es un registro de la actividad eléctrica del corazón. Sin embargo, dado que las arritmias en ocasiones son intermitentes, es decir, no se presentan de forma continua, puede ocurrir que no se detecten en el momento en que se hace el ECG.

Ecocardiograma: Es una ecografía en la que se puede visualizar el corazón. A pesar de no suministrar información eléctrica (de la arritmia), aporta importante información ya que sirve para descartar o confirmar la existencia y gravedad de enfermedad cardiaca estructural.
Estudio Holter: Ofrece una lectura continua del ritmo cardíaco durante 24 horas. El paciente lleva puesto un dispositivo de grabación (similar a un pequeño MP4) y realiza su vida normal. Si durante ese tiempo tuviera una arritmia, quedaría registrada. Para aquellos pacientes con arritmias más esporádicas disponemos de dispositivos de más larga duración (unas tres semanas).

Holter insertable: Dado que hay eventos que ocurren muy esporádicamente y por tanto no podrían ser detectadas con los Holters convencionale, existen este tipo de dispositivos que están indicados para arritmias muy esporádicas o sobretodo para episodios sincopales. El dispositivo se inserta bajo la piel con una pequeña incisión y tiene una batería que puede durar hasta 3 años. Tiene dos formas de grabación: una automática en la que quedan recogidos los episodios que el dispositivo considera que son anormales y otra forma activada por el paciente mediante un “mando a distancia”: En cualquier momento el médico puede comprobar lo grabado en el dispositivo y tener el diagnóstico.

Prueba de esfuerzo o ergometría: Habitualmente se realiza sobre un tapiz rodante. Se trata de someter al paciente a la realización de un esfuerzo. Se monitoriza durante toda la prueba la presión arterial y ECG. Se emplea en pacientes en los que la arritmia se desencadena por el esfuerzo físico.

Mesa basculante: Se emplea para intentar reproducir síncopes vasovagales. Es una camilla en la que se acuesta el paciente, se le sujeta con correas por seguridad y la camilla se pone en situación vertical manteniéndose así durante unos 30 minutos. Esa posición potencia la aparición de síncope vasovagal. Si no se produce se puede potenciar administrando una sustancia bajo la lengua para intentar favorecer la aparición de síncope. Se monitoriza la presión arterial y el ECG durante toda la prueba.

Estudio electrofisiológico (EEF): Se realiza en un laboratorio de cateterización cardíaca. Mediante anestesia local se introducen catéteres a través de la ingle hasta llegar al corazón y se estudia la conducción eléctrica del corazón. Así se puede determinar qué tipo de arritmia tiene el paciente y dónde se origina. Aunque es una técnica diagnóstica, tras la identificación de la arritmia se puede instaurar directamente en el mismo procedimiento el tratamiento mediante ablación.

Tests farmacológicos: Algunas enfermedades hereditarias que afectan al sistema eléctrico del corazón y que generan arritmias malignas no pueden diagnosticarse mediante las pruebas habituales (ecocardiograma, prueba de esfuerzo, etc). Aunque el ECG puede orientar al diagnóstico, en muchas ocasiones también éste es normal y se precisa de la administración de determinados fármacos que hagan que el ECG pueda servir para saber si el paciente presenta o no la enfermedad. Estos tests no son dolorosos y son muy seguros. Se canaliza una vía periférica y se administra la sustancia a través de la vena, mientras el personal médico vigila los posibles cambios que aparezcan en ECG. La duración aproximada de la prueba suele ser unos 30 minutos.


Tratamiento de Arrtimias
El tratamiento depende del tipo de arritmia que tiene el paciente. Algunas arritmias leves no requieren tratamiento. A menudo, ciertos cambios en el estilo de vida, como evitar excitantes (café, té, bebidas gaseosas, chocolate) y alcohol, bastan para eliminar la arritmia. En otros casos hay que recurrir a diversos tratamientos disponibles:
Fármacos antiarrítmicos: Son medicamentos cuya finalidad es evitar que se produzcan crisis de taquicardias. Se pueden utilizar sólo durante un episodio de taquicardia o como tratamiento crónico para evitar que se repitan las crisis. Estos fármacos tienen varios problemas: ninguno tiene una efectividad completa, ninguno es curativo y pueden tener importantes efectos indeseables. Siempre se prioriza la seguridad del medicamento sobre su eficacia, de manera que se comienza con los fármacos con menos efectos secundarios importantes aunque puedan ser ligeramente menos eficaces y se va siendo progresivamente más agresivo si se requiere.

Ablación: Se realiza tras el estudio electrofisiológico. Una vez identificado el origen de la taquicardia, se destruye el foco productor de la arritmia. Tiene la gran ventaja de que en la mayoría de los casos es curativa y tras ella el paciente no vuelve a tener la arritmia. Se realiza en todas las edades de la vida y libera habitualmente al paciente de tener que tomar medicación (con posibles efectos secundarios) de manera indefinida. En el momento actual, se trata de la técnica de elección en la mayoría de las arritmias dada su elevada efectividad (superior al 90-95%) y baja tasa de complicaciones. Es un procedimiento muy bien tolerado y que no suele requerir más de 24 horas de hospitalización. Existen dos fuentes de energía capaces de destruir el foco productor de la arritmia. La más utilizada es la radiofrecuencia, que destruye el foco mediante la aplicación de calor local. Existe otra alternativa que es la crioablación (la destrucción se realiza por aplicación de frío local) que se utiliza para determinadas arritmias próximas al sistema normal de conducción y en la fibrilación auricular paroxística. Cada tipo de energía tiene sus ventajas e inconvenientes y el especialista elegirá una u otra dependiendo de su caso.

Cardioversión/desfibrilación eléctrica: Consiste en aplicar una descarga eléctrica sobre el corazón, provocando el cese de la arritmia. Está indicada en el tratamiento de la fibrilación o flúter auricular y en las arritmias ventriculares (como la taquicardia ventricular o la fibrilación ventricular). En el caso de la cardioversión se realiza bajo sedación (administración de una sustancia vía intravenosa que duerme al paciente durante sólo unos minutos). Durante esos minutos se aplica la descarga mediante unas palas o parches que se aplican al pecho. No es una técnica dolorosa (gracias a la sedación) y es muy bien tolerada con escasas complicaciones. El paciente puede volver a su domicilio en pocas horas. La desfibrilación es una actuación urgente que se realiza cuando el paciente presenta fibrilación ventricular. El paciente está inconsciente y la desfibrilación forma parte de las maniobras de resucitación, siendo el tratamiento que le salva la vida.

Marcapasos: Es un dispositivo que se sitúa bajo la piel y que tiene uno o varios cables hasta el corazón. Se implantan con anestesia local y suelen tener una vida media mayor de 5 años. Permiten la estimulación del corazón a una frecuencia determinada y es el tratamiento de las bradicardias importantes. Su función por tanto es impedir que el corazón lata demasiado lento.


Desfibrilador automático implantable: Son dispositivos similares a los marcapasos, pero su función es terminar las arritmias ventriculares graves (las que pueden producir una parada cardiaca). Pueden terminar las arritmias mediante estimulación rápida o mediante un choque eléctrico. Estos dispositivos han aumentado la supervivencia en los pacientes con arrítmias más graves.

Resincronizadores: Estos dispositivos son una terapia para la insuficiencia cardiaca avanzada. Son o marcapasos o desfibriladores automáticos implantables pero con la capacidad adicional de estimular en el ventrículo izquierdo. Mejoran la calidad de vida, capacidad de esfuerzo, la contractilidad cardiaca y disminuyen la mortalidad en pacientes con miocardiopatía dilatada, fracción de eyección baja y un bloqueo de rama.

Bradicardias
Como se ha comentado previamente, las bradicardias son un tipo de arritmia en la que el ritmo cardiaco es más lento del normal (menos de 60 lat/min). No obstante, cada persona tiene su frecuencia propia y no es raro encontrar personas que presentan frecuencias cardiacas en torno a 45-50 lat/min durante toda su vida, desde jóvenes y no es patológico. Este hallazgo es muy frecuente en deportistas.


Sin embargo, el ritmo cardiaco lento puede ser una manifestación de un mal funcionamiento del sistema eléctrico del corazón.

El impulso eléctrico nace habitualmente en el nodo sinusal y desde ahí se extiende por las aurículas produciendo la contracción de éstas y llegando al nodo aurículo-ventricular. Este nódulo es un grupo de células que no sólo transmite la electricidad sino que también ejerce de filtro intentando proteger a los ventrículos de ritmos excesivamente rápidos. Desde el nódulo aurículo-ventricular la electricidad pasará al Haz de His, de ahí a las ramas derecha e izquierda y estas ramas acaban finalmente ramificándose en un entramado de pequeñas fibras eléctricas (fibras de Purkinje) a modo de árbol que llevan la electricidad a los ventrículos. La activación del corazón se realiza de una forma secuencial y perfectamente sincronizada de manera que cada estructura tiene un momento exacto para activarse y el retraso o bloqueo en cualquiera de las estructuras que forman este sistema puede tener consecuencias.

Las causas más frecuentes de bradicardia son la DISFUNCIÓN SINUSAL o los BLOQUEOS AURÍCULO-VENTRICULARES (AV).


Se distinguen 3 grados:
Bloqueo AV de 1º grado: todos los impulsos se transmiten a los ventrículos, pero con retraso.
Bloqueo AV de 2º grado: algún impulso no se transmite a los ventrículos.
Bloqueo AV de 3º grado: ningún impulso se transmite a los ventrículos.
Nuevamente, no todos los bloqueos AV son patológicos. Se pueden ver bloqueos AV de 1º y 2º grado durante el sueño en sujetos normales e incluso diurnos en determinadas personas (especialmente en jóvenes o deportistas). En los casos de bloqueos AV de mayor grado el tratamiento es el implante de un marcapasos. Es esencial la valoración por un especialista que decida el tratamiento oportuno para usted.

El trastorno de la conducción eléctrica puede producirse en las ramas. En estos casos la contracción de los ventrículos no se realizará de manera sincrónica y el paciente presentará unBLOQUEO DE RAMA DERECHA O IZQUIERDA. El bloqueo puede ser completo o incompleto. A pesar de que lo deseable es la contracción sincrónica, no suele requerir tratamiento. De hecho, el bloqueo de rama derecha está presente hasta en un 30% de la población, incluso en pacientes jóvenes.

En ocasiones, la bradicardia se debe a diversos tratamientos que el paciente puede precisar y que en determinadas circunstancias pueden ejercer un efecto excesivo o bien, es incluso un efecto buscado y deseado por su médico como puede ocurrir en pacientes que sufren de taquicardias o cardiopatía isquémica.


La DISFUNCIÓN SINUSAL se debe a que el nódulo sinusal está enfermo, perezoso, de manera que genera electricidad de una forma más lenta de la habitual o incluso en ocasiones no consigue activarse y deja de generar actividad eléctrica. Esto puede generar que el corazón lata más lento, que se produzcan pausas en las que no hay latido del corazón y en muchas ocasiones, estas pausas son aprovechadas por otros grupos de células que ejercen de marcapasos secundarios para tomar el mando y provocar ritmos diferentes al sinusal. Los síntomas más frecuentes son cansancio, mareos o incluso síncope aunque hay pacientes que pueden permanecer durante toda su vida asintomáticos y no requerir por tanto tratamiento. En caso de síntomas atribuibles a este mal funcionamiento del nodo sinusal, el tratamiento es el implante de un marcapasos.

Los BLOQUEOS AV se deben a un fallo en la conducción de los impulsos eléctricos auriculares a los ventrículos.

Extrasístoles
Es una de las causas más frecuentes de palpitaciones y de consulta. Se dan hasta en el 60% de la población. En general son más frecuentes en las mujeres y en muchas ocasiones están relacionadas con factores hormonales (menstruación, menopausia), estrés o ingesta de sustancias excitantes.


Se trata de latidos que se adelantan al latido normal y que habitualmente se siguen de una pausa. Según el lugar donde se originen las extrasístoles, pueden ser auriculares o ventriculares.

La frecuencia de las extrasístoles es muy variable, de manera que hay pacientes que las notan continuamente durante determinadas temporadas de su vida y posteriormente desaparecen pudiendo reaparecer varios años después. En ocasiones las extrasístoles pueden ser tan frecuentes que pueden alternar un latido normal con uno anómalo y a veces se pueden agrupar. Cuando se agrupan 3 o más, se considera ya taquicardia.

La sintomatología es muy variable, desde pacientes que no las notan y son un hallazgo casual al realizar un electrocardiograma (ECG) hasta aquellos que refieren una sensación de “vuelco” o “golpe” del corazón seguido habitualmente de ausencia de un latido o incluso cansancio y ansiedad.

En la mayoría de los casos las extrasístoles son benignas y no suponen ningún riesgo y los síntomas mejoran cuando se explica al paciente que a pesar de ser una sensación desagradable NO SON GRAVES. La gravedad, si existe, vendrá determinada por la existencia previa de determinadas enfermedades cardiacas o bien, en casos muy concretos en que la cantidad de extrasístoles es muy marcada y muy duradera en el tiempo. Dado que no es una enfermedad grave, sólo se inicia tratamiento cuando producen síntomas que reducen la calidad de vida de los pacientes. Se recomienda evitar el consumo de excitantes y de alcohol y reducir estrés y otros factores desencadenantes.

Taquicardias
Se trata de ritmos rápidos (por encima de 100 lat/min). Dependiendo de su origen de denominan SUPRAVENTRICULARES (con origen en estructuras por encima de la bifurcación del Haz de His) o VENTRICULARES.

Pueden aparecer tanto en pacientes con enfermedad cardiaca previa como en pacientes sin cardiopatía. En general, las arritmias supraventriculares no suelen revestir gravedad, sobretodo si no existe cardiopatía de base aunque sí pueden mermar la calidad de vida. Las arritmias ventriculares, en general, suelen ser las más graves.

Las causas son muy variables. Algunas son fisiológicas y se producen por el ejercicio, la fiebre o por estrés. Otras se deben al consumo de sustancias excitantes, se deben a alguna enfermedad cardiaca, o aparecen al envejecer la persona.
Haremos una breve referencia a los tipos más frecuentes:

1. TAQUICARDIA SINUSAL: Se trata de un aumento de la frecuencia del ritmo normal. Suele ocurrir como respuesta normal a una demanda fisiológica (ansiedad, ejercicio físico …) y por tanto no es anormal y no requiere tratamiento. Es frecuente que personas bajo situación de estrés o ansiedad noten palpitaciones rápidas y no es patológico. Normalmente el ritmo se va acelerando progresivamente y cuando el episodio finaliza lo hace poco a poco. En algunos pacientes estas taquicardias pueden producirse en reposo o sin razón alguna que las justifique denominándose entonces “taquicardia sinusal inapropiada” y sí . puede requerir tratamiento. En otras ocasiones la taquicardia sinusal es secundaria a alguna enfermedad o circunstancia (anemia, fiebre, hipertiroidismo,…) y el tratamiento irá dirigido a tratar esta última.

2. TAQUICARDIAS PAROXÍSTICAS SUPRAVENTRICULARES (TPSV): Con el término paroxísticas nos referimos a episodios puntuales de taquicardias con una duración habitualmente menor de 24 horas. Los pacientes que las padecen están la mayor parte del tiempo en ritmo sinusal pero puntualmente, con mayor o menor frecuencia y duración, aparecen crisis de taquicardias que en ocasiones se terminan solas o con determinadas maniobras y en ocasiones requieren ir a Urgencias para que se terminen los episodios. Nos referiremos a los tres tipos más frecuentes.

Taquicardia por reentrada intranodal: Ocurre con mayor frecuencia en mujeres, habitualmente a partir de los 30 años de edad. Se debe a que existen dos vías que conducen la electricidad dentro del nodo aurículo-ventricular por lo que los impulsos recirculan entre las dos vías, bajando por una y subiendo por otra. Son arritmias que típicamente se inician y finalizan de manera brusca. Muchos pacientes consiguen terminar los episodios realizando maniobras vagales (toser fuerte, ponerse en cuclillas, hacer esfuerzo abdominal como en la defecación…). Aunque se puede instaurar tratamiento farmacológico, éste no previene totalmente los episodios y tendría que tomarse de manera indefinida por lo que el tratamiento de elección para los episodios recurrentes, dado que es curativo, es la ablación con radiofrecuencia. Es una arritmia que no reviste gravedad pero puede limitar mucho la calidad de vida por ser episodios muy rápidos, en gente habitualmente joven y activa y que además generan mucha ansiedad.

Taquicardias mediadas por vías accesorias: Este tipo de taquicardias son más frecuentes en varones y pueden aparecer desde el nacimiento. Algunas personas nacen con conexiones eléctricas extras (independientes del sistema de conducción normal), que conectan aurículas y ventrículos y que en determinadas circunstancias, son capaces de conducir la electricidad que llega a través del sistema normal al ventrículo de vuelta a las aurículas y establecer así un circuito. Desde ahí nuevamente bajará a los ventrículos a través del sistema normal y nuevamente subirá a las aurículas por estas conexiones eléctricas. Todo eso origina taquicardias, que al igual a las taquicardias por reentrada intranodal suelen iniciarse y finalizar de forma brusca y pueden terminarse con maniobras vagales. Aunque se puede iniciar tratamiento farmacológico que disminuya los episodios, nuevamente la eficacia no es total y tendría que convertirse en un tratamiento indefinido por lo que el tratamiento de elección es la ablación con radiofrecuencia.

Taquicardias auriculares: En ocasiones uno o varios grupos de células situadas en cualquiera de las aurículas son capaces de generar y transmitir electricidad ejerciendo ellas como el “marcapasos” que guía el ritmo del corazón, imponiéndose al ritmo sinusal. Son taquicardias caprichosas, que aunque pueden estar potenciadas por estrés o sustancias excitantes pueden aparecer en cualquier momento. Su inicio y fin no tiene por qué ser brusco, puede ser también progresivo e ir acelerándose poco a poco y luego ir frenándose hasta desaparecer. Su respuesta a maniobras vagales también es dispar, aunque en la mayoría no son útiles para terminar la taquicardia. Dentro del grupo de TPSV son las menos frecuentes pero también las más rebeldes al tratamiento farmacológico en muchas ocasiones y en las que el procedimiento de ablación puede resultar más complejo.



3. FLÚTER AURICULAR (también llamado aleteo auricular): Arritmia auricular que consiste en el establecimiento de un circuito eléctrico que recircula en cualquiera de las dos aurículas alrededor de determinados obstáculos, bien anatómicos como por ejemplo válvulas o bien adquiridos como cicatrices. Aunque pueden presentarse en forma de taquicardias paroxísticas (crisis puntuales), normalmente cuando se establece el circuito requiere actuación de un médico para terminar la taquicardia. Se trata de una arritmia potencialmente tromboembolígena, es decir, en pacientes con determinados factores de riesgo puede producir trombos que se asientan en las aurículas pero que pueden ser despedidas a través de la circulación produciendo infartos en las zonas donde asienten esos émbolos (infartos cerebrales fundamentalmente), por lo que habitualmente se precisa iniciar un tratamiento anticoagulante (que hace más líquida la sangre) cuando se establece el diagnóstico. Una vez se cure la arritmia podría ser retirado este tratamiento o no, dependiendo de las características del paciente que lo ha padecido. Existen varios tipos pero el más frecuente es el llamado flúter común o típico, en el que el circuito se localiza en la aurícula derecha, en torno a la válvula tricúspide.


En esta arritmia el tratamiento farmacológico suele ser poco eficaz e incluso en ocasiones favorecer la autoperpetuación del circuito. La ablación con catéter es un procedimiento rutinario y es el único tratamiento curativo (tasa de éxito mayor del 95%) con un riesgo mínimo de complicaciones por lo que se considera de elección. La realización del procedimiento es necesaria para plantear retirar el tratamiento anticoagulante. Existen otros tipos de flúter, más excepcionales. Dependiendo de la localización del circuito del flúter, de las características del paciente y del estado de la aurícula donde se origina (dilatación excesiva, etc) la complejidad del procedimiento de ablación puede variar y por tanto el porcentaje de éxito. En algunos casos un mismo paciente presenta diversos tipos de flúteres o incluso asocian o acaban degenerando en otra arritmia (fibrilación auricular). Todos estos factores añaden complejidad al caso por lo que deben ser evaluados de manera individualizada por el especialista.

4. FIBRILACIÓN AURICULAR: Es la arritmia más frecuente en la práctica clínica, con una prevalencia del 1% en la población general, que se incrementa al 10% en los mayores de 80 años. Se asocia con un aumento de riesgo de infarto cerebral, insuficiencia cardiaca y mortalidad, especialmente en mujeres. Es una arritmia que consiste en una activación auricular desordenada que hace que la aurícula se contraiga de manera anárquica, muy rápida (entre 350 y 600 latidos por minuto) y poco efectiva. por lo que no es capaz de impulsar la sangre a los ventrículos, pudiendo quedar un remanso de sangre que puede transformarse en trombos que más tarde podrían embolizar (ser impulsados) a cualquier parte del organismo (habitualmente el cerebro) y producir un infarto.


El origen de la fibrilación auricular en la mayoría de los casos está en las venas pulmonares, que están conectadas a la aurícula izquierda. Puede aparecer en forma de paroxismos (crisis puntuales de arritmia) o el primer episodio puede ya ser persistente y no quitarse la arritmia salvo que se haga alguna intervención médica sobre la misma (cardioversión). La evolución natural de esta arritmia si no se interviene sobre ella es presentar crisis cada vez más frecuentes o pasar a ser persistente, producir cambios degenerativos en la aurícula izquierda y dilatación de manera que cada vez resulta más difícil actuar sobre ella de manera eficaz hasta que finalmente se queda de manera permanente como ritmo del paciente. Para evitar esto se requiere actuar de manera precoz sobre ella, bien con fármacos antiarrítmicos y cuando éstos no son eficaces, mediante ablación. En los pacientes que presentan algún factor de riesgo tromboembólico (mayor tendencia a formar coágulos) se debe iniciar tratamiento anticoagulante, que habitualmente debe mantenerse de manera indefinida.

5. TAQUICARDIAS VENTRICULARES: Son arritmias originadas por debajo de la bifurcación del Haz de His. Típicamente en los ventrículos. Cuando son cortas (menores de 30 segundos) se llaman “no sostenidas” y tienen una significación similar a las extrasístoles. Cuando se mantienen más de 30 segundos se llaman “sostenidas” y en general son arritmias graves, que pueden causar síncope, mareos o incluso la muerte.


Sin embargo la gravedad nuevamente viene determinada por la existencia o no de enfermedad cardiaca. En pacientes sin enfermedad cardiaca estas arritmias suelen ser benignas pero el pronóstico y el tratamiento debe valorarlo un especialista en arritmias. El tratamiento dependerá del tipo de taquicardia ventricular y de la enfermedad cardiaca que padezca el paciente. Habitualmente los fármacos no son suficientes para tratarlas y se requiere de otras intervenciones como la ablación o el implante de un desfibrilador.

6. FIBRILACIÓN VENTRICULAR: Es una arritmia que consiste en conducción extremadamente rápida y desorganizada de los ventrículos de manera que no se produce contracción eficaz por lo que produce una parada cardiaca. Es la arritmia final en la mayoría de las muertes súbitas.


El único tratamiento eficaz es la desfibrilación. En los pacientes que consiguen sobrevivir a ella debido a una desfibrilación precoz tienen que ser cuidadosamente valorados por un especialista. Se debe tratar la causa desencadenante y en caso de que no exista causa tratable el tratamiento de elección es el implante de un desfibrilador.

Síndrome de Wolff-Parkinson-White
Hay pacientes que desde nacimiento presentan alguna/s conexión/es eléctrica/s entre las aurículas y los ventrículos además de la conexión normal. Estas conexiones son capaces de conducir la electricidad de la aurícula al ventrículo pero también del ventrículo a la aurícula. La existencia de estas conexiones pueden manifestarse mediante el desarrollo de taquicardias pero también hay pacientes que están asintomáticos y que se detecta la existencia de esa vía al hacer un ECG. Sin embargo, aunque poco frecuente (0,1-0,5% anual) hay pacientes que pueden presentar muerte súbita (en ocasiones puede ser la primera manifestación) por lo que estos pacientes deben ser valorados por un especialista. El tratamiento de elección en los pacientes con Síndrome de Wolff-Parkinson-White es la ablación. Se trata de un procedimiento curativo con un porcentaje de éxito superior al 95%.

Síncope
Es una pérdida brusca de conciencia y del tono postural, de duración breve, con recuperación espontánea sin necesidad de maniobras de reanimación, que se debe a una caída del flujo sanguíneo cerebral. La recuperación es espontánea y completa aunque muchos pacientes refieren encontrarse con malestar general durante horas e incluso días después. En los casos en los que no se llega a perder totalmente la conciencia se le llama presíncope. Es un cuadro muy aparatoso, que asusta a los pacientes y a los que lo presencian pero en la mayoría de los casos no es grave. La causa más frecuente de síncopes son los llamados “síncopes neuromediados o vasovagales”, tradicionalmente conocidos como “lipotimias” que suele producirse por una caída brusca de la presión arterial y/o de la frecuencia cardiaca por lo que al no llegar sangre suficiente al cerebro como medida de protección el paciente cae al suelo llegando mejor la sangre al cerebro al no tener que luchar contra la gravedad. Es más frecuente en mujeres jóvenes o en ancianos, sobretodo si toman medicación para la tensión arterial. El calor (por ej. en verano), la deshidratación, el permanecer mucho tiempo de pie, el dolor (por ej. una extracción sanguínea) son desencadenantes comunes aunque cada paciente tiene los propios. En la mayoría de los casos no existe tratamiento y lo que se realizan son determinadas recomendaciones para evitar las situaciones desencadenantes para saber qué hacer en el momento en que se produzca el síncope.

Sin embargo, algunos síncopes sí pueden ser graves, sobretodo si existe enfermedad cardiaca previa. Pueden deberse a arritmias (tanto taquicardias como bradicardias) por lo que deben ser evaluados por un especialista ya que pueden llegar a requerir el implante de un dispositivo cardiaco dependiendo del caso.

Muerte súbita cardíaca
Existen múltiples causas por las que puede producirse una muerte súbita. Se define como un episodio de parada cardiaca que se produce de manera inesperada. Puede ocurrir en pacientes con enfermedades previas conocidas o no. Las causas pueden ser cardiacas pero también existen causas extracardíacas. En ocasiones, si los pacientes son atendidos precozmente pueden ser reanimados y sobrevivir (muerte súbita resucitada).

La causa más frecuente de muerte súbita cardiaca es la fibrilación ventricular y suele ser como consecuencia de cardiopatía isquémica (pacientes con obstrucción o estrechamiento de las arterias coronarias que pueden producir angina o infarto).

Sin embargo, en ocasiones, la muerte súbita tiene lugar en pacientes jóvenes o aparentemente sanos, sin antecedentes de enfermedad cardiaca y en los que no se puede determinar alteración cardiaca. Muchos de estos pacientes padecían algún tipo de enfermedad microscópica que afecta a la electricidad del corazón y que son hereditarias. Se agrupan con el nombre de canalopatías y las más frecuentes son el síndrome de QT largo, el síndrome de Brugada, las taquicardias ventriculares polimórficas catecolaminérgicas y el síndrome de QT corto. Estos pacientes y sus familias deben ser valorados por un especialista en arritmias que determine el tratamiento que precisan.



Biografia:
http://www.arritmiasevilla.es/muerte-subita.html

https://www.aclsmedicaltraining.com/ecg-simulator/

https://www.skillstat.com/tools/ecg-simulator

https://www.nasajpg.com/publicaciones/ekg-taller-completo/

http://www.msdmanuals.com/es/professional/cuidados-cr%C3%ADticos/paro-respiratorio/establecimiento-y-control-de-la-v%C3%ADa-a%C3%A9rea

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